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Taiwán, la Isla Tesoro

Por Manuel Fernández Gómez*


Publicado el 22/01/2024



Taipéi de noche. Foto de Timo Volz

Hace unos días, se celebraron elecciones presidenciales en la isla de Taiwán, que ganó el (PPD) Partido Progresista Democrático, aunque los dos partidos que no ganaron tienen representación    superior en el Parlamento.

 

Desde el siglo IX, la rica tradición poética china hizo referencia a la isla. Hace 1.800 años un libro de geografía localiza este territorio, que desde el siglo XII y de forma ininterrumpida estuvo

bajo la administración imperial china. En el siglo XVII estuvo ocupada por colonos holandeses, que fueron expulsados en 1662. 

 

Desde 1865, fin de la primera guerra chino japonesa,  fue  ocupada y colonizada por Japón, hasta 1945, tras la rendición de Japón. Más de 200.000 taiwaneses se incorporaron al ejército imperial japonés durante la segunda guerra chino japonesa y posterior Segunda Guerra Mundial. Muchos de ellos sufrieron dura represión por parte del Kuomintang, que los trató como traidores a China. Mientras sirvieron en el ejército imperial japonés, tuvieron cierto trato de favor, ellos y sus familias, respecto al común de sus compatriotas chinos. Si bien, el durísimo trato que sufrieron la totalidad de los soldados del ejército imperial japonés, en el caso de los taiwaneses, fue más duro aún que el del común de los soldados japoneses.  Es conmovedor e ilustrativo lo que escribió Laurence Rees en su libro “El holocausto asiático” al respecto.

 

Así que tenemos a la Isla Tesoro de la poesía y cultura china, bajo ocupación japonesa durante cincuenta años. Años que en el imaginario colectivo chino, junto a las guerras del opio, constituyen una afrenta insoportable para su dignidad nacional, visto así por todo el espectro político chino, desde el multifacético campo republicano encabezado por Sun Yat sen en 1911, hasta buena parte de los restauracionistas imperiales, pasando incluso por algunos señores/caudillos de la guerra.

 

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, 1914-1918, China no firmó el Tratado de Versalles. Las potencias aliadas vencedoras, disuelven los imperios austro húngaro y otomano, y distribuyen entre los vencedores, territorios hasta entonces bajo soberanía de los vencidos. Así que las colonias alemanas se reparten, y las que este país tenía en Asia, ¿a quién se las entregan?, a Japón. Durante un tiempo, las autoridades chinas estuvieron ilusionadas con la actitud del presidente Wilson de Estados Unidos, pero, finalmente se decantó por la entrega de las colonias alemanas en territorio chino, a Japón. A los pocos años, en 1931, el ejército imperial japonés invade y ocupa Manchuria buscando la ampliación de su “espacio vital”, con un concepto parecido al que posteriormente el III Reich utilizó para justificar su agresión y ocupación de territorios en el continente europeo.

 

Por tanto, desde 1931 hasta 1945, los chinos combaten a los japoneses hasta su rendición en la Segunda Guerra Mundial. Y combaten casi todos, los comunistas del PCCh, los nacionalistas del Kuomintang, y no pocos de los señores de la guerra. La lucha por su independencia, por su territorio y por la unidad nacional, es una constante del pueblo chino durante todo el siglo XX y con anterioridad. En gran medida esos objetivos, perfilaron la China actual, y el reconocimiento del PCCh como gestor y garante de la China moderna, y el reconocimiento de la República Popular por la Comunidad y Sociedad Internacionales.

 

 

Cuando Estados Unidos declara la guerra a Japón en 1942, China venía defendiéndose desde 1931. De hecho historiadores chinos consideran 1931 como el inicio real de la Segunda Guerra Mundial. El esfuerzo militar anglo-estadounidense con sus aliados tuvo extraordinario apoyo en las fuerzas chinas, que mantuvieron ocupadas en sus frentes de batalla a cerca de un millón seis cientos mil efectivos del ejército imperial japonés, de un total de siete millones. El número no es en sí mismo significativo, pero es bastante indicativo, aunque no distingue entre fuerzas terrestres, aéreas y navales.

 

Tras la rendición de Japón, la Isla Tesoro regresó a la soberanía de China.

 

Terminada la Guerra Mundial,  retiradas las tropas japonesas,  China entra en guerra civil entre el Kuomintang y el Partido Comunista hasta 1949. El Ejército Popular resultaría victorioso, convirtiéndose Mao Zedong en el primer presidente de la República Popular China. Chiang Kai Shek el líder del Kuomintang derrotado, se retiró con su gobierno y parte de su ejército a la Isla de Taiwán, contó con apoyo estadounidense, que la consideró “portaaviones” de Estados Unidos en la región. Los Estados Unidos consideraron a la República Popular y la URSS como sus adversarios durante la Guerra Fría, hasta que el distanciamiento entre los dos países, le animó a buscar el acercamiento con la República Popular, establecer relaciones diplomáticas, y favorecer su  incorporación al Consejo de Seguridad de la ONU, aceptando el principio de “una sola China”, que posteriormente en el “consenso de 1992”, maduró con el planteamiento de “un país, dos sistemas” como vía para la reunificación nacional china, que ha resultado notablemente exitoso en particular para Hong Kong y Macao. Todo ello en la época de Henry Kissinger en EEUU y Zhou Enlai en la RPC.

 

Desde entonces a hoy muchas cosas han cambiado, la URSS se ha disuelto, EEUU ha perdido poder y liderazgo en el mundo y la RPC ha tenido un ascenso espectacular en poco tiempo. El recientemente fallecido Kissinger y otros pensadores estadounidenses, han mostrado de forma clara su disconformidad con el giro adoptado por la política exterior estadounidense, en relación con China y con Rusia la heredera de la URSS. La disrupción con Rusia a través de Ucrania ha sido una verdadera pesadilla para ellos que han visto como su política exterior respaldada por la UE y otros, ha contribuido a forjar una alianza cada vez más estrecha entre Rusia y la RPChina, que no encaja en su concepto de mundo unipolar y ha estimulado el planteamiento de intentar “contener” a China. En ese planteamiento entra la Isla Tesoro, donde los EEUU se implica cada vez más , azuzando los movimientos pro separación de Taiwán, suministrando armas y promoviendo alianzas con otros países, alguno colonizador de Taiwán no hace mucho tiempo.

 

Los sucesivos gobiernos de la R.P. China, son claros en este asunto, consideran que China es un solo país, que persigue la reunificación nacional pacífica por la vía de “un país dos sistemas”. Así lo ha dicho, así lo ha practicado y práctica, así anuncia que hace y hará con Taiwán. El empeño en enarbolar la bandera de la libertad, y de navegación en el mar, especialmente el estrecho de Taiwán es tan ridículo, que de no mediar el poderoso aparato mediático estadounidense, no merecería la pena tomarlo en consideración.

 

Así que, a día de hoy, es probable que la RPChina continúe con su principio de “una sola China”,  “un país dos sistemas”, procurando la reunificación nacional de forma pacífica, y creando eso sí, las mejores condiciones posibles para neutralizar la instigación a la secesión por parte de los EEUU y otros países,  así como preparándose militarmente para disuadir a cualquiera que intente por la vía de los hechos o la fuerza militar la secesión de Taiwán. China ha reiterado su voluntad de no agredir a nadie, pero también advierte de que es una línea roja que no se debe traspasar, el intento de intervenir en los asuntos internos del país y que es a los chinos a los que corresponde solucionar sus propios problemas sin interferencias extranjeras.

 

El extraordinario despliegue militar, terrestre y aeronaval que los EEUU tiene en el Pacífico , su círculo de bases militares desde Japón a Singapur, pasando por el mismo Taiwán, no resulta a simple vista muy tranquilizador, como no lo son tampoco las alianzas militares que a modo de una OTAN del Pacífico está intentando construir. Todos los países tienen muchos asuntos de los que ocuparse y resolver en beneficio de sus ciudadanos, mejor que lo hagan, en lugar de interferir en los asuntos de otros. No resulta muy consolador saber que desde la Segunda Guerra Mundial, los EEUU han perdido todas las guerras en las que se ha metido, empezando por la de Corea y terminando por Afganistán, ninguna de ellas, por cierto en su territorio. No me gustaría ver ninguna más y desde luego ninguna que pudiera llegar a llamarse mundial con misiles y armas nucleares de por medio.



*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.

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