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Shenzhen, la ciudad del futuro, hoy

Por Miguel Domínguez*


Publicado el 15/12/2023


Talent Park en Shenzhen. Fuente: Cátedra China.

Cuando Yao Hanben, encargado de la delegación española en China para el foro “China in Sight, Global Insight”, nos informó a mí y a mis compañeros del Claustro Junior de Cátedra China de que, tan solo 40 años atrás, Shenzhen había sido una aldea pesquera, no dimos crédito. ¿Cómo era posible que aquella megalópolis, más parecida a una urbe de ciencia ficción que a una real, pudiera haberse construido en tan poco tiempo? Y más allá, ¿cómo era posible siquiera su existencia?


Desarrollo de Shenzhen con los años. Fuente: CGTN.

Bien, todo se remonta a 1979, cuando aquella pequeña localidad adscrita a la provincia de Guandong fue declarada “Zona Económica Especial” bajo el gobierno de Deng Xiaoping, presidente por ese entonces de la República Popular China. Con el pretexto de erradicar la pobreza y convertirla en el paradigma de lo que tendrían que ser las ciudades en un futuro, Shenzhen pronto gozaría de inversiones de capital multimillonarias nacionales y extranjeras. Como consecuencia de esta inyección de dinero, se generaron oportunidades laborales muy interesantes para profesionales de diferentes campos. Muchos acudieron a la llamada y, finalmente, un elevado número de ellos acabó por desempeñar parte de sus carreras allí, asentando, por lo tanto, dos de los pilares fundamentales de la creciente metrópolis: la migración nacional e internacional y el desarrollo de estudios punteros.

Así nos lo explicó la guía Shenzhen’s 40th Anniversary Exhibition y así lo atestiguan los pilares conmemorativos del Shenzhen Talent Park, donde se pueden encontrar nombres como el de Stephen Boyd, profesor desde 2015 de la CUHK-Shenzhen; el de Fang Binxing, profesor del Departamento de Ingeniería y Ciencias de la Computación del Instituto de Tecnología de Harbin (Shenzhen); o el del fallecido Premio Nobel de Química Robert H. Grubbs, quien fuera director del Instituto de Investigación Grubbs de Shenzhen. 

De hecho, fue en este parque, primera parada en nuestra estancia en la ciudad, donde todos nos dimos cuenta de que el llamado “Exprimento de Deng Xiaoping” iba por el buen camino porque, a pesar de la abultada población (se estima que a día de hoy hay más 17 millones de habitantes) y del constante ajetreo de vehículos, apenas se percibía polución en el ambiente, siendo muy notoria la ausencia de la boina gris que acostumbra a coronar grandes núcleos urbanos como el de mi Madrid natal. 


Shenzhen’s 40th Anniversary Exhibition. Fuente: Cátedra China.

Este fenómeno, tan chocante para mí en ese momento, se da gracias a que un porcentaje bastante alto de los medios de transporte que por allí circulan son eléctricos, entre los que se cuentan el 100% de los autobuses. De tal forma, ni emiten Co2 a la atmósfera ni un ruido estridente, eliminado de un único golpe certero la contaminación atmosférica y la acústica. Asimismo, el sistema empleado para deshacerse de los residuos juega, también, un importante papel en esta obra. Nanshan Energy Ecological Park, emplazamiento que tuvimos la suerte de visitar, es un claro ejemplo. Instalado cerca de la zona comercial y residencial, lidia con 2.300 toneladas de residuos diarios, y es una prueba fehaciente de que se puede armonizar la incineración de deshechos con la vida de los ciudadanos sin perjudicar a ninguna de las partes. En definitiva, el compromiso de Shenzhen con el medioambiente y el crecimiento sostenible es, sin duda alguna, encomiable, inspirador y un modelo a seguir para el resto del mundo.

 

El foro “China in Sight, Global Insight”, al que asistieron delegaciones de todo el mundo y grandes personalidades del panorama político como el ex Primer Ministro de Irak, Ayad Allawi, o Liu Jianchao, Ministro del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista Chino, procuró, en este sentido, tender puentes entre oriente y occidente. Lo atestigua, entre otros, el discurso de Sandra Ramos, directora del Claustro Júnior de Cátedra China y compañera en este viaje, que expresó la conformidad de nuestra organización con el estrechamiento de los lazos entre España y la República Popular China, que tendrían como ejes principales el comercio, la ciencia, la tecnología y la sostenibilidad, y que contaría con el apoyo del macroproyecto globalizador de La Nueva Ruta de la Seda, que este año, 2023, celebra su décimo aniversario. 

No obstante, cabe señalar que Shenzhen, a pesar de ser el Silicon Valley chino y de encontrarse más en el futuro que en el presente, no desprecia su pasado y lo conserva con cuidado. Nantou, antiguo centro administrativo del condado de Xin’an, es una demostración. Conforma parte de la historia de la ciudad y las autoridades pertinentes bien se han encargado de mantenerlo vivo, convirtiéndolo en un enclave turístico sustentado por su antiguo estatus y sus restos arqueológicos. Cuánto me gustaría decir que en España existe ese mismo grado de preocupación por la preservación de nuestro patrimonio histórico.

Pero, alejando los fantasmas de lo que yo quiera que exista o deje de existir en nuestro país, lo cierto es que he vuelto de este viaje más tranquilo en lo que a la preservación del planeta se refiere y las aplicaciones que puede tener la tecnología con respecto a ello. He podido comprobar que las bonitas promesas de que una de las mayores potencias industriales del planeta alcance las cero emisiones netas para 2060 puede ser real. Lo han visto mis ojos, lo han escuchado mis oídos y lo han respirado mis pulmones. Es difícil no confiar cuando se ha estado allí. 

Ahora, antes de concluir del todo el artículo, quisiera hacer un pequeño aparte dedicado a algo que no me gustaría pasar por alto y que, en esta clase de viajes, muchas veces queda relegado a un segundo plano: la compañía. Si ya de por sí la experiencia vaticinaba ser enriquecedora, haber conocido a quienes han trabajado codo con codo conmigo ha hecho que también sea divertida, amena y, en resumidas cuentas, increíble en todos los sentidos. Hablo de la ya mencionada Sandra Ramos, presidenta del Claustro Júnior de Cátedra China; Juan Andrés Gascón, vicepresidente del mismo claustro; Sergio Trigo, compañero en la organización y director de la Asociación Amigos de China: Puente Joven Sinohispano; Ángela Muñoz, coordinadora de la Sociedad de Estudios Asiáticos de la Universidad Francisco de Vitoria; Ángela Rodrigues, secretaria internacional del PCE; y a Yao Hanben, nuestro paciente encargado en el gigante asiático.


Delegación española junto con la delegación de Portugal. Fuente: Cátedra China.

También he de mencionar a las delegaciones portuguesa, chipriota y suiza, así como a sus respectivos encargados, con quienes ha sido un auténtico placer compartir momentos. Muchas gracias a todos. De verdad. Espero, sinceramente, volver a verlos en el futuro. Es decir, en Shenzhen.



*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.


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