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Miembros del Claustro Júnior asisten al Seminario sobre Gobernanza Global y China en la UGR

Actualizado: 16 ene

Por María García Toledano*


Publicado el 25/10/2023




El pasado 3 de octubre de 2023, el alumnado de la facultad de Filosofía y Letras de la UGR, con varios miembros del Claustro Júnior de Cátedra China como María García Toledano y Abraham Márquez, tuvo el placer de asistir al panel del sociólogo, historiador y profesor Zhao Dingxin y del novelista de ciencia ficción Stanley Chen; con motivo de un seminario del IPAZ sobre la relación entre gobernanza mundial y China. A la mesa de moderación se unieron el profesor de Historia y Pensamiento chino de la UGR, Antonio Mezcua López; la profesora de economía Yong Mi y Yang Fe, historiadora. A lo largo de la charla, cada uno de los ponentes expuso sus percepciones sobre la apabullante y floreciente realidad que rodea a China, a la vez que se compartieron experiencias sobre su desarrollo intelectual en el extranjero. Con el inglés como lengua vehicular y la cumbre de la Unión Europea a tan solo unos kilómetros, en la Alhambra, la Facultad de Filosofía y Letras fue testigo de una simbólica introducción de Asia en la agenda española.


China está viviendo un momento muy confuso, un crecimiento exponencial entre corrientes de distinta procedencia. Europa, que siempre ha tenido para con China una política de salvación parece aún protegerse los ojos de su fulgor. Presenciamos un momento histórico, la irrupción de China en el orden global, una entrada estelar que, por fin, viene con una narrativa propia. Hace dos décadas, aproximadamente, acontece el despertar de la sociedad civil china, en proceso de construcción del discurso moderno de nación-estado, con un creciente interés en la historia civilizatoria de otros países.


Quizás a lo largo del panel, el hilo conductor de la conversación fuesen las políticas planetarias. La experiencia de la Unión Europea es atractiva para el nuevo desarrollo chino, pero debemos considerar una superación de esta en cuanto a extensión y participantes. Quizás sea el momento de poner sobre la mesa el hecho de que se desvanecen las identidades nacionales que a finales del s. XIX y durante todo el s. XX tanto enemistaron a los pueblos. Se pone sobre la mesa la búsqueda de denominadores comunes que permitan la convivencia de diferencias y semejanzas entre culturas.


Como cabía esperar, no tardó en salir a flote el tema de la ciencia ficción, tan al caso en cuanto a narrativas se refiere; máxime cuando es China el centro de la conversación, pues no debemos olvidar la estrecha relación entre el amor por los hanzi con la política y sociedad. Stanley Chen presentó la ciencia ficción como una superación de la realidad, como una potencial imagen planetaria. Incidió, además, en que debemos deshacernos del prejuicio de que la ciencia ficción versa sobre el futuro y de que la Historia explota el pasado. Como cabe esperar, estas barreras son más complejas y no debemos denostar las capacidades de la literatura para transformar y/o retocar el pasado; como una herramienta magistral para reabrir, y desbloquear narrativas potenciales sobre la creación o imaginación del futuro a partir de la reinterpretación del pasado, como el agua que erosiona las piedras de su cauce para modificar su curso. Como la tradición china viene apuntando desde largo, con perdón de autores del Movimiento 4 de Mayo, quienes desvisten la literatura de cualquier carácter que no sea estético, el discurso es un arma funcional, un estandarte que llama a la movilización apelando directamente a la conciencia de las masas.


A continuación, se planteó la duda de la percepción de la Unión Europea a ojos chinos, bien como una fuerza podrida, venida a menos, o como un icono aún hoy vigente. Los ponentes coincidieron en la importancia que la UE ha tenido en la construcción de la modernidad, un organismo cuyas raíces pretenden remontarse a grandes experiencias como el declive del imperio romano o al aprendizaje posterior a hecatombes como la Segunda Guerra Mundial. Suele ser tras estas coyunturas cuando se descentraliza la fuerza estatal y se abren las puertas de diálogo, que han permitido llevar a cabo proyectos como el de la Unión Europea. En palabras de los ponentes, la Vieja Europa siempre ha ido un paso por delante en cuestiones como, por ejemplo, la cimentación de la clase media –no lograda en los EUA–, que imprime la sociedad de patrones diversos y lujosos, aún ajenos a las experiencias de una China que abandera desde largo el unitarismo. No obstante, siempre ha ido a la zaga en la materialización de medidas, retrasadas por una rebuscada burocracia y debate extenso, requeridos por las características políticas. Quizás esta diversidad dé pie al modo de relacionarse entre naciones, horizontal, con el modelo de la alineación, el de la bilateralidad. Este es el que los ponentes consideraron más aspirable, una excelente herramienta para huir de los ultranacionalismos que asolaron el globo en el s. XX y que asoman la cabeza con cada crisis actual. La bilateralidad es un instrumento para evitar que algún cabecilla busque proclamar la dominancia, la herramienta que viene ofreciendo China desde largo, experiencia que queda demostrada con hitos como la celebración este año del Cincuenta Aniversario de las Relaciones Diplomáticas entre China y España, quienes precisamente buscan esta bilateralidad para intermediar en nuestro diálogo.


En un marco que trascienda a la UE, jamás debemos perder de vista la pugna por la hegemonía entre los bloques de la RPC, los EUA y la UE, materializada actualmente en la carrera tecnológica. Como ya se introdujera previamente, según decían los ponentes, Europa va aún a la cola, detraída por un sinfín de regulaciones restrictivas marcadas por el principio “pensar un paso adelante, andar uno por detrás”. Del inmovilismo que viene acompañando a la democracia europea y las crisis que parecen no esperar a nadie podríamos zafarnos quizás, si aprendiéramos de la experiencia China. Debemos hallar la manera de hacernos con el poder –en este caso, evitando las experiencias revolucionarias–, mediante un espacio público que descanse sobre sólido tejido social. Hablamos pues de combinar lo mejor de cada bloque.


Ya queda patente la superioridad china en abundantes sectores, pero estamos acostumbrados a que la potencia de turno consolide su poder mediante la exportación cultural y, sin embargo, preguntaba la sinóloga Belén Cuadra a los ponentes dónde queda el papel de la cultura china, que parece estar a años luz del resto de los baremos del país. ¿Qué sabemos de China más allá de su comida o de la vaga imagen de Confucio? ¿A qué se debe semejante disonancia? Tras abrir este melón, escarbamos hasta llegar a la brecha entre el Estado y el pueblo, a la tendencia del s. XX a la cultura propagandística y realismo social, donde no quedaba mucho espacio para la introversión, la expresión del individuo que tanto buscamos entres las olas de la globalización. Además, debemos tener en cuenta que las tendencias son independientes a los objetivos políticos; pueden resultar ser un fenómeno espontáneo, pues el arte no es más que el placer estético llevado a término, no entiende de correas, más sí de sufrimientos que, en todo caso, podrían ser fruto de la presión del estado que pretenda adueñarse del arte. Es por esto por lo que hay que dejar fluir a los artistas sin presión. La cultura china no se extenderá sin fronteras hasta que no fluya por completo. Para ello hay que darle alas, permitir que sea la sociedad quien lleve las riendas de la producción. Es momento de buscar el modo de integrar epistemologías, ver qué dicen los individuos sobre los problemas actuales y solo así lograr más integración que higienización de la cultura mundial.


Es el siglo de la independencia social, entendida en un marco de disputas que pretenden zafar a las naciones de diversas opresiones, parte de un proceso de descolonización que debe encaminarse al diálogo libre entre naciones que colaboren entre sí, autónomamente. Esta realidad solo ha sido soñada hasta ahora, delimitada en los márgenes de la cultura, desde donde debemos materializarla en un marco sostenible para todas.



*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.

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