Un proyecto para el siglo XXI
Actualizado: 24 jun 2022

Proyecto “la Franja y la Ruta”, o Nueva Ruta de la Seda, como conectividad global.
Un proyecto a medio-largo plazo, cosa no frecuente en Occidente, y menos en el momento actual en el que prevalece el cortoplacismo electoralista. En la historia de China, en cambio, es muy frecuente: la Gran Muralla se construyó a lo largo de dos mil años y 20 dinastías, el Gran Canal aún es, tras 14 siglos, el canal artificial de mayor longitud en el mundo...y, en época contemporánea, la Presa de las Tres Gargantas, o el proyecto de transvase de agua del Sur al Norte, con tres canales de 1.000 kms cada uno...y el último se inaugurará en 2050!
Es una de las características básicas de la filosofía confuciana, que impregna toda la civilización china: la consideración de las generaciones, anteriores y posteriores, como continuidad histórica de la persona humana en sociedad. En esa perspectiva confuciana han gobernado las sucesivas dinastías, y el gobierno chino actual: gobernar para las próximas generaciones. Este proyecto tiene ese alcance: se adentra en todo el siglo XXI, como veremos.
Un proyecto que expresa la reemergencia de China.
Sí, China re-emerge como potencia imprescindible. Porque ya fue primera potencia económica y tecnológica durante dos mil años, como demuestran los minuciosos estudios de A. Maddison y J. Needham. Y ahora vuelve al concierto (o desconcierto) internacional de potencias, y vuelve para quedarse.
El proyecto aspira a ser la expresión del peso de China en el mundo actual, sin agresividad ni imposiciones: un proyecto abierto a todos los países que quieran voluntariamente adherirse o participar a cualquier nivel. De hecho, son ya más de 130 países los que han firmado un acuerdo de adhesión, entre ellos varios de la Unión Europea, con la esperanza, muy extendida, de que la Unión Europea como tal lo firme, a pesar de las fuertes presiones de la Administración Trump en contra. No se han sumado ni Estados Unidos, ni Japón, ni India...Pero el proyecto sigue: es más, en sólo 7 años de vigencia se han invertido ya, en diversas realizaciones, iniciadas o concluidas, unos 6 billones (trillones) de dólares.
Un proyecto que rememora la histórica Ruta de la Seda
La Ruta histórica de la Seda fue más de 1.600 años la ruta comercial más transitada por personas y mercancías de todo el mundo conocido, con sus 15.000 kms de vías terrestres y unos 20.000 de vías marítimas: a toda Asia, India, Arabia, Persia, Afganistán, Bagdad, Damasco, Bizancio, a toda Europa, África Occidental, Indonesia,... Podemos decir, análogamente, que fue una via comercial ”global” durante 16 siglos (desde el siglo II B.C hasta el siglo XIV). Tanto, que el Imperio del Centro fue, en todas esas épocas, el Imperio con más volumen de comercio internacional. Como dato curioso: el año 75 B. C., Julio Cesar se presentó en el Teatro vestido con una túnica de seda llegada de China.
Pero no sólo fue una ruta comercial, sino también cultural. Por ella transitaron, durante siglos, diferentes culturas, filosofías, religiones y tradiciones, como demuestra el mosaico de 56 etnias que dejaron en China.
La Nueva Ruta de la Seda resurge con toda la potencialidad económica, tecnológica, cultural...y global, que ofrece el siglo XXI.
Su objetivo es la conectividad total entre países y bloques: En primer lugar, la conectividad viaria, terrestre y marítima; pero también la conectividad digital, cultural, energética, económica, política, medioambiental...Es decir, China ofrece toda su potencialidad emergente a la colaboración, la coinversión y el diálogo con todos los países y bloques, sin confrontación ni imposiciones.
En cuanto a conectividad viaria, marítima y portuaria ya están iniciados o funcionando más de 50 instalaciones y corredores China- Asia Occicdental-Rusia-Europa; con el sudeste asiático; en Latinoamericanos y África,-algunos aprovechando instalaciones previas-, y multitud de líneas marítimas a todos los mares. A medio plazo, están previstos, aunque aún no proyectados, un túnel bajo el estrecho de Bering, que conecte toda la red viaria asiática con la panamericana, un túnel de bajo Gibraltar que conecte la europea con la africana, y varios túneles más bajo el mar.
La conectividad digital está sólo iniciada con varios acuerdos parciales entre países. Su potencialidad se apoya en el desarrollo del 5G, muy ralentizado por la oposición de la Administración Trump, y la informática cuántica que China está desarrollando, y las potentes redes sociales chinas.
La conectividad cultural está también en marcha entre gobiernos, instituciones y universidades, así como la económica, medioambiental y enérgica con acuerdos bilaterales y regionales.
La conectividad política se fundamenta en los acuerdos con Asean, OCS, Foro China-África, Cumbres con Unión Europea y docenas de otros organismo multilaterales.
Y todo el programa se va haciendo viable con la financiación de unos 20 grandes bancos y fondos internacionales, que superan en activos los 15 billones (trillones) de dólares. Sin olvidar, como hemos dicho, que el desembolso realizado ya estos años en los proyectos concretos puesto en marcha es de 6 billones (trillones) de dólares.
El proyecto que expresa la presencia global de China
China ha re-emergido como potencia global: ha “vuelto” para quedarse, de forma sólida y estable en el concierto internacional, y lo quiere hacer en armonía, en colaboración con todos, abierta al entendimiento, al diálogo, y poniendo en marcha para ello este macro-proyecto de conectividad global en todos los ámbitos, con todos los países, pueblos y bloques que lo acepten.
Este programa, este proyecto, este planteamiento, están muy lejos de la imagen que se quiere transmitir de una China que pretende arrebatar la hegemonía a otros. China, -lo he escuchado cientos de veces a sus políticos-, no aspira a ser superpotencia, ni quiere ni le interesa suplantar a ninguna otra potencia. Sí quiere y aspira a participar en una posible gobernanza global en la medida que le corresponde por su posición, hoy y mañana, en el mundo real del siglo XXI: es el significado y el objetivo de todo el proyecto OBOR o Nueva Ruta dela Seda.
Marcelo Muñoz*
Presidente emérito de Cátedra China, decano de los Empresarios Españoles en China.
*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.
FUENTES:
-Bibliografia: -Angus Maddison “The World Economy, A Millennial Perspective and : Historical Statistics; -Joseph Needham: Science and Civilisation in China, 1954;-Marcelo Muñoz: “La China del siglo XXI”, Centro de Estudios Financiero, 2018.
-Este artículo resume la ponencia y debate presentada por el autor en la video-conferencia internacional, organizada por el Instituto Schiller, de Nueva York, difundida en diversos medios, con participación de personalidades de diferentes países, como: Dennis Small (EEUU), director para Iberoamérica, EIR; Dra. Joycelyn Elders (EU), ex Cirujano General de Estados Unidos; Michele Geraci (Italia), ex subsecretario de Estado del Ministerio de Desarrollo Económico de Italia; Dra. Natalia Vitrenko (Ucrania), presidente del Partido Socialista Progresista, ex miembro del Parlamento y candidata presidencial; Marcelo Muñoz (España), fundador y presidente emérito de Cátedra China, decano de los empresarios españoles en China; Hassan Daud Butt (Pakistán), ex Director de Proyectos, CPEC;. Marlette Kyssama-Nsona (República del Congo), químico farmacéutica, miembro ejecutivo de la Liga Panafricana UMOJA y especialistas en temas de salud pública.
-Enlaces https://www.youtube.com/watch?v=XaztvOo-as4; https://drive.google.com/file/d/16vq6mj4O20qEDBiEbu4wNN5os5QF5gmY/view?usp=sharing; https://russiancouncil.ru/en/news/international-schiller-institute-conference-why-a-p-5-summit-is-urgently-needed-now/ -más de 10.000 visitas-).
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