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La Medicina China en la prevención y el tratamiento del Covid-19: La Segunda Oportunidad Perdida

Actualizado: 24 jun 2022


Tal como se ha publicado en diferentes medios, la medicina china ha sido utilizada, en su país de origen, en más del 85% de los tratamientos del COVID-19. También se está utilizando en otros países de Asia y por la comunidad china y algunos ciudadanos occidentales, en los países europeos, en USA y Australia.


El 30 de marzo de 2020, por el Departamento de Medicina Tradicional, Complementaria e Integrativa de la Organización Mundial de la Salud (WHO/TCI) se organizó una videoconferencia internacional, sobre el papel de la medicina tradicional, complementaria e integrativa, en la lucha contra la epidemia del COVID-19.


En dicha reunión se presentaron informes sobre experiencias anti-epidémicas y el académico Zhang Boli explicó los importantes logros de la medicina china en la lucha contra la epidemia en China. Citó datos clínicos detallados al respecto y planteó que la OMS debería organizar un equipo de expertos para ir a China a realizar investigaciones de campo y clasificar informes con valor de referencia científica, que recojan los frutos anti-epidémicos de la medicina china.


El Dr. Li Guangxi, director del Departamento de Neumología del prestigioso Hospital Guang An Men, presentó también a la OMS trabajos realizados desde que se desató el brote de la epidemia en enero. Y por su parte, el Presidente de la Federación Mundial de Acupuntura, Dr. Liu Baoyan, instó a la OMS a que otorgue importancia a la medicina tradicional china, a que comparta la experiencia de la medicina tradicional china en la lucha contra las epidemias, a que incluya expertos de medicina tradicional china en el grupo de expertos de la OMS, a que cree las condiciones y oportunidades para que la medicina tradicional china participe en la prevención y el control de la pandemia, a que brinde apoyo metodológico y análisis de big-data y finalmente, a que comparta datos e información.


Por último, en sus conclusiones finales, el Dr. Zhang Qi, Director del Departamento de Medicina Tradicional, Complementaria e integrativa de la OMS, mencionó que la Organización Mundial de la Salud agradece a la medicina china su importante papel en la lucha contra la epidemia. El Dr. Zhang Qi expresó también que el Departamento de Medicina Tradicional, Complementaria e Integrativa de la OMS recopilará y compartirá el contenido de esta reunión, y recomendó que los países aprendan unos de otros, acerca de la gestión de esta situación de pandemia, en función de los diferentes entornos de políticas, y también sugirió que las organizaciones participantes brinden propuestas profesionales oportunas y viables a los gobiernos para controlar mejor la epidemia.


Esta es también oficialmente la primera vez que la medicina tradicional china (MTC) ha sido aceptada como una de las modalidades que puede ayudar a curar y prevenir este tipo de enfermedades (el Covid-19), desde que se le otorgara el premio nobel de medicina a la Dra. Tu Youyou, por su contribución a la lucha contra la malaria, en el año 2015.


A buen seguro que, pasada esta crisis y analizado todo ello con perspectiva, no habrá otra que reconocer la contribución de la medicina china a la resolución de la pandemia del COVID-19, combinada con los tratamientos de la medicina alopática occidental, que es el modelo llamado de medicina integrativa y no excluyente.


Y es aquí, en lo indicado de “integrativo y no excluyente” del modelo indicado, donde tenemos la sensación de haber perdido una segunda oportunidad, siendo la primera, la que se perdió cuando la visita del Presidente Xi Jinping a España, allá por el mes de noviembre del año 2018.


Fue cuando, para celebrar que se cumplían 45 años de las relaciones diplomáticas entre ambos países, el Ejecutivo español decidió que "de momento", no nos sumábamos al proyecto de la nueva ruta de la seda (OBOR), cuya firma nos había ofrecido personalmente el Presidente Xi Jinping.


Sin lugar a dudas era la firma por excelencia que se esperaba estampar, sobre todo por parte de China, aunque también hubiera redundado en una gran ventaja comercial y geopolítica para España. Quedó pues sin efectuarse, como si los trenes de las oportunidades de este calibre transitaran con mucha frecuencia.


Ante la perplejidad de muchos de nosotros, la explicación fue que “obedecíamos consignas enviadas desde la Comisión Europea”. Ello hubiera podido ser creíble, si no fuera porque el Presidente Xi Jinping continuó viaje a Italia, desde España, donde sí se firmó dicho acuerdo y después, antes de su regreso a China, pasó por Portugal, donde también se firmó.


Volviendo al tema de la Medicina China, sabido es que Xi Jinping tiene dicho que “la medicina china es el regalo que el pueblo chino ofrece al resto de la humanidad”, y también que “se debe dar igual importancia a la medicina china y a la medicina occidental, y que se deben hacer esfuerzos para que estas puedan complementarse entre sí y prosperar juntas”.


Sabido es, también, que es de mala educación rechazar un regalo y mucho más en el ámbito de la cultura oriental. Seguramente por esto, cuando el gobierno chino ofreció ayuda a Italia, con el envío de materiales y médicos chinos, el gobierno italiano aceptó agradecido, a diferencia del gobierno de España que, ante el mismo ofrecimiento, dio la callada por respuesta.


Recordar aquí al respecto que, en nuestro país, antes de estar confinados por el COVID-19, que acapara la mayoría de noticias, y antes incluso del mono-tema informativo con el proceso catalán, lo habitual en los medios de comunicación eran los ataques furibundos a las mal llamadas pseudociencias, entre las que se incluía a la acupuntura y la medicina china.


Y ello, nada menos que de la mano de dos ministros (de Sanidad y de Ciencia e Investigación) que, asesorados por unos pseudocientíficos, nada humildes y menos científicos, pretendieron prohibir las medicinas tradicionales, complementarias e integrativas, con los argumentos de que “de medicina solo hay una” y de una supuesta “falta de evidencia científica”.


Desde siempre hemos defendido que la falta de regulación de las Terapias Naturales permite que entren en el mismo saco los buenos profesionales y los charlatanes, perjudicando, estos últimos, a los primeros y a la ciudadanía en general.


También sabemos que, como hemos indicado, existe un sector de “pseudocientíficos”, que encuentran su minuto de gloria en la negación de la evidencia científica de todo lo que suene a Terapias Naturales, auspiciando una especie de caza de brujas, en contra de todo lo que sea diferente de la “medicina alopática oficial”, occidental, ignorando las recomendaciones de la propia OMS en cuanto a las Medicinas Tradicionales, en su “Estrategia 2014-2023”.


Estamos muy de acuerdo en que se persiga el fraude y la charlatanería. Pero en lo que no estamos de acuerdo es en que, con esta excusa, se fomente la persecución de los buenos profesionales de las Terapias Naturales, manteniendo sin regulación un sector que aporta beneficios indudables a la salud de los ciudadanos.


Hasta la fecha no existe una regulación en España en relación con la acupuntura y la medicina china, más allá de lo que está regulado por el Decreto 1277/2003, para los profesionales de la salud (que no debe confundirse con una regulación de la profesión), y el epígrafe para el alta fiscal y el convenio laboral del sector, para los profesionales (servicios paramédicos) que las practican.


Tampoco existe una regulación específica sobre la formación o certificación de las personas que practican la acupuntura y la medicina china.


Existe, en nuestro país, un alto número de centros de acupuntura y medicina china, sin autorización sanitaria, por falta de regulación, donde los profesionales están ejerciendo. Dichos centros no tienen hoy en día, por falta de normativa, una regulación específica, aunque sí disponen, como hemos indicado, de alta en un epígrafe fiscal, en base al cual pagan sus impuestos y también se dan de alta, como autónomos, en la Seguridad Social.


Esta falta de regulación condiciona el trabajo de los profesionales de la Acupuntura y la medicina china y ello contrasta enormemente con la realidad que observamos, ya que el uso, por parte de la población, de las MTCI, alcanza niveles de entre el 20% y el 75% (que lo han utilizado alguna vez) y entre el 7% y el 30% (que lo han utilizado en el último año), dependiendo de los países, y se sigue incrementando año tras año.


En España la realidad es la misma, a pesar del intento de desprestigio mediante las campañas en contra que hemos comentado, como lo demuestran las estadísticas de la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia realizada por la FECYT (Fundación Española Para la Ciencia y la Tecnología), dependiente del ministerio de Ciencia e Investigación.


También se constata un alto grado de satisfacción de los usuarios y se desprende de ello que, tanto por su nivel de utilización por parte de la ciudadanía, como por la necesidad de garantizar la calidad y seguridad de los pacientes, es del todo necesaria su regulación.


Por otro lado, instituciones de prestigio, como la OMS, han incluido la Medicina china dentro del ICD11, clasificación internacional de enfermedades, y en la Estrategia de la OMS 2014-2023 sobre medicina tradicional, se insta a los países miembros a su regulación, como paso previo a su incorporación en los sistemas nacionales de salud de cada país.


Lo que se desprende de las regulaciones de los países occidentales que conocemos, es que cuando se ha regulado el sector y se han establecido los mecanismos legales y reglamentarios para acreditar a los que estaban ejerciendo, se han incrementado los recursos, públicos y privados, invertidos en el sector, mejorando la calidad de los estudios y la calidad, la eficacia y la seguridad de los tratamientos, en la práctica profesional.


Nos preguntamos, llegados a este punto, si no hubiera sido buena idea aceptar el ofrecimiento del gobierno chino y dedicar un equipo de médicos chinos y españoles a tratar, conjuntamente y en colaboración, a enfermos contagiados del COVID-19, como se ha hecho en Italia.


Nos preguntamos, también, si ello no hubiera abierto las puertas a una posible cooperación e investigación en medicina china y occidental, a corto, medio y largo plazo y, si finalmente nos hubiéramos percatado de que, como algunos hemos constatado en el país de origen, la acupuntura y la medicina china no sólo previenen, tratan y curan enfermedades, sino que, además, disponen de evidencia científica.


A este respecto, en cuanto al modelo alopático de “evidencia científica”, mi amigo el Dr. Stephen Birch, en un artículo suyo, denominado "Tratamiento del paciente, no de los síntomas: acupuntura para mejorar la salud general: evidencia, aceptación y estrategias" (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6428918/]), publicado en Elsevier Integrative Medicine Research, deja establecido el enfoque de "mejora de la salud", como evidencia científica.


La cuestión es: a) ¿Cómo medir o evaluar la "mejora de la salud"?, b) ¿Hay efectos físicos y subfisiológicos que puedan observarse o medirse en los "indicadores de mejora de la salud" que podrían ser indicadores de mejora?, y c) ¿Qué estrategias de investigación se podrían emplear para desarrollar y definir la evidencia de "mejora de la salud", y los efectos de los tratamientos de la acupuntura y su posible contribución al cuidado de la salud?.


Este nuevo enfoque de evidencia científica, basado en la “mejora de la salud”, pone en tela de juicio los modelos de investigación, tradicionalmente aplicados en la medicina alopática y aporta una nueva perspectiva, cuando se trata de evaluar la seguridad, la calidad y la eficacia de los tratamientos basados en medicinas holísticas.


Pero eso tocará en otro análisis y, por el momento, lo que echamos en falta es más humildad y cooperación y menos prepotencia e intolerancia, para que se queden ahí, en esta segunda, las oportunidades perdidas.



Dr. Ramón Mª Calduch i Farnós*

Abogado, Economista y Antropólogo especializado en Medicina

*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.

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